La doble vida de Santiago Parral

Presentación de Todo es personal

Por el doctor Álvaro Álvarez Delgado

 

En esta ocasión, Malú Huacuja del Toro vuelve a sorprendernos mediante su novela Todo es personal, bastante bien editada por la editorial Malpaso, que cuenta con distribución en Barcelona, México, Argentina y Nueva York, lo que hará que, por fin, la propuesta narrativa de una escritora tan singular como Malú llegue a más lectoras y lectores. Quiero subrayar el “por fin”: ya es algo justo y merecido luego de haber mostrado, demostrado y comprobado que es una escritora que sí tiene algo que decir en sus siete novelas previas, por no hablar de su propuesta de narrativa breve ni de sus aportes como guionista a la cinematografía mexicana contemporánea.

     Hábil lectora del género policial, por señalar la punta de la madeja, la mayor parte de los textos producidos por Malú, la mayor parte por no decir TODOS, ofrecen siempre un misterio por resolver… o varios. En lo que ya forma parte de un estilo inconfundible, la propuesta de Malú puede quedar sintetizada con el título de esta presentación: la doble vida de Santiago Parral. No es que las historias no sean lo que aparentan. Siempre son eso… “y algo más”, pero esto requiere de cierta explicación, de cierto desarrollo y hoy tomo como pre-texto la historia central de Todo es personal: Santiago Parral, un afamado director de narco telenovelas y narcoseries es asesinado en el set de rodaje de su más reciente y última dirección. Santiago es un ser poderoso, muy poderoso y, por consiguiente, muy cercano al poder político y al poder de las organizaciones criminales y al poder empresarial: su casa productora Tigres Blancos S.A. de C.V tiene como fachada la producción de telenovelas y series que tratan de lavar la cara del narcopoder, al mismo tiempo que, en efecto, se dedica al lavado de dinero mediante sus “consultores”, eufemismo que mezcla por igual a políticos y narcotraficantes… Santiago es asesinado y la conformación de pistas que puedan servir para dar con quien sea que lo haya matado (o mandado matar, porque aquí, como en las otras propuestas de Malú, las apariencias engañan) es la línea central de Todo es personal… pero esa línea nos permite conocer otras vidas paralelas… o perpendiculares… o ramificadas de la historia central, al punto que nos impiden afirmar el nombre del asesino… o asesina… o asesinos… o asesinas, porque más de un personaje tenía motivos de sobra para intentar, y lograr, deshacerse de una vez y para siempre de este “enigmático” personaje.

La vida de Santiago es una apariencia, como su empresa… y como la vida de Pilar Santos su exmujer y socia de Tigres Blancos… o como la de la hija de ambos: Artemisa Parral Santos… o como la de Mónica del Sol, la frustrada bailarina de ballet convertida en actriz principal de las series de Santiago… o la de Pascual Morales, quien se encargará de escribir el guion no sólo de la serie, sino de la versión OFICIAL de la muerte de Parral… o la del galán Samy Méndez… o la de la afamada cantante Almira…o la de Laura Basurto, el ama de casa que apoya la economía familiar mediante la APARENTE venta de joyas, siendo en realidad una troll, una cibergolpeadora que oculta la figura de una periodista frustrada… o bien, la de su inútil marido, Eduardo Borja, aparente asistente de la dirección de arte y aparente pintor incomprendido, que oculta su verdadera faceta de DEALER de las producciones de Tigres Blancos… etc, etc, etc

     Con estos elementos tenemos, por ahora, para explicar tres características centrales de la propuesta de Malú. Primero: la historia central de sus relatos (englobo aquí los relatos breves, las novelas, los guiones) puede variar; de hecho, varía siempre, desde la perspectiva del o la leyente. En Todo es personal, el anzuelo es el asesinato de Santiago Parral, pero cualquiera de las historias paralelas puede ser tomada como la principal. Hay siempre, siempre, una historia aparente y una, o varias, verdaderas. Segundo: Estas historias pueden estar relacionadas con la industria del entretenimiento (Un Dios para Cordelia), con el mundillo cultural-literario (Crimen sin faltas de ortografía), con el de la política mexicana (Crueldad en subasta) o bien, con la de nuestros vecinos norteamericanos (Al final del patriarcado); es decir: SIEMPRE hay una institución social que, como los personajes que alberga, tiene su cara aparente y su cara real, generalmente rebosante de corrupción, impunidad e intrigas donde, venir a ver, todo es personal. Tres: la de Malú no es una literatura sencilla. El o la leyente deben leer, valga la redundancia, con los ojos bien abiertos y, de ser posible, con lápiz y papel en mano, pues la información que vamos construyendo puede cambiar radicalmente con una frase o con la inclusión de un personaje que… ya había sido mencionado con anterioridad, pero “sólo de pasadita”.

     Destaca también en Todo es personal, el profundo conocimiento de parte de su autora acerca del mundo detrás de las cámaras y los escenarios de las producciones que vemos en pantalla. Esto no es nada casual ni aventurado. Este punto nos remite a 1997 (y cuando menos a un par de años atrás) y a uno de los mejores y más originales libros que debemos a la hipercuriosidad e hiperactividad de Malú: Los artistas de la técnica: historias íntimas del cine mexicano, libro que debería ser re-editado y difundido como Todo es personal (guiño para Malpaso). Este libro de entrevistas nos permite conocer no sólo el trabajo sino los nombres de quienes, en buena parte de la historia del cine mexicano formaron parte de ese “detrás de cámaras”: pintores, continuistas, sonidistas, animales actores, caracterizadores, continuistas, fotógrafos, críticos… vamos: en ese libro Malú no pierde detalle y para muestra basta un botón: hay ahí un capítulo titulado “El apetito de las estrellas”, donde platica con Irma y Ángel Mendoza, hijos de Natividad Soriano Morales, mejor conocida como La Güera, la cocinera “oficial” de los estudios Azteca, CLASA Films y los Churubusco. Este paréntesis, también aparente, es para señalar posibles paralelismos entre La Güera y Ana Cecilia Olvera, doña Ceci: uno de los personajes centrales de las historias que engloba Todo es personal y muy probablemente el único que no tiene nada que ocultar al no tener ya nada que perder: su hija, la creativa y entusiasta María de los Ángeles Olvera Montes fue UNA VÍCTIMA MÁS DE FEMINICIDIO, con diecisiete años de edad. Los feminicidios son también un tema que forma parte de las recurrencias temáticas literarias, o pre-ocupaciones existenciales de Malú Huacuja del Toro desde la publicación, en el ya lejano 2006, de La lágrima, la gota y el artificio. En este sentido, el capítulo VII de Todo es personal retrata el drama vivido por doña Ceci, un personaje que resurge de sus cenizas y transforma las vidas de quienes conocen y conocemos su historia. Es el VII un capítulo “fuerte”, estrujante y revelador.

En ocasiones, la propuesta narrativa de Malú ha sido calificada de negativa, cruda y hasta perturbadora. No nos mintamos: retratar la realidad, como lo hace Malú sí llega a ser sumamente perturbador, pero no tiene nada de negatividad y sí algo de crudeza cuando el asunto así lo requiere. Desde Al final del patriarcado, por no mencionar a Rencor tatuado, Malú ha apostado por la esperanza… esperanza de transformación, de que las cosas cambien para bien y que no cerremos los ojos a la realidad circundante. Dicha transformación no es algo sencillo, pero sí posible: de eso se percata Daniela Ruiz, luego de establecer contacto con doña Ceci. El cambio es posible y hay que tenerlo como nuestra única esperanza. No es posible que sucumbamos frente al oropel que idealiza la figura de los narcotraficantes, de los políticos, de la corrupción imperante en nuestro entorno. Este 8 de marzo, desde la realidad que nos lleva a ver Todo es personal, actuemos desde doña Ceci y desde María de los Ángeles Olvera Montes para volver posible que #NiUnaMás.